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Las 12 horas más cansadas de la UNIS.

  • Foto del escritor: Jose Alejandro Galvez
    Jose Alejandro Galvez
  • 16 ago 2018
  • 2 Min. de lectura


En la Universidad del Istmo, hay unos trabajadores que suelen pasar desapercibidos. Son los que venden y sirven la comida en la pequeña cafetería de la Universidad. En Delipanes, Luis Domínguez nos cuenta de su día. Luis se levanta a las 4 de la mañana todos los días. Viene en el carro que usan todos en su familia de 5, y sale de San José Pinula, de la Aldea San Luis concretamente, para servir panes con omelette y cafés desde las 6:50 de la mañana hasta las 6 de la tarde.


Un día largo, que su Toyota verde empieza a notar. El carro hace 50 kilómetros por galón, algo que no siente “Wichi” como le apodan desde que empezó a trabajar en Delipanes. Pero su inicio no fue en la Universidad del Istmo, sino en el Centro Escolar el Roble. El colegio de solo hombres le acogió por 5 años, sirviendo a estudiantes de bachillerato y primaria por igual.


Hablábamos del carro. Su Toyota, que trajo rodado desde Estados Unidos, se paga por sí mismo. Lo presta para hacer fletes a Delipanes, llevando en el Tercel más verduras y frutas de las que cabe. Aunque no nombra el distribuidor porque no se acuerda, sí que sabe del valor que tiene en la empresa: “Hasta de nombre tendrían que cambiar si no estuviera”, dice medio en broma. Yo me quedo con la mitad en serio.


Su break, a las 12 de la tarde, lo rota con Don Juan de Dios, que estaba en la cocina a la hora de la entrevista. Al parecer, hoy estaban atrasados con los plazos. El supervisor llega una vez a la semana, y para mientras, cada soldado por su barco. El se dedica exclusivamente a la caja, dejando a sus otros tres compañeros la cocinada. Pero también limpia su estación de trabajo, para lo que dispone de tres medias horas concretas.


En la Universidad los estudiantes le conocen por su famoso adjetivo antes de cada comida: “Delicioso”. “Un delicioso pan”, “delicioso chocobanano”. Un poco de brillo a un trabajo extenuante. Sin embargo el dice que lo peor es la actitud de ciertos estudiantes. La cajera de Gitan, no me quiere dar su nombre, me dice lo mismo. “Niños ricos” es la expresión que usan. Una falta de tacto, que haríamos bien en notar.

 
 
 

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SEAMOSFELICES

Soy un estudiante que escribe sobre cuestiones de ciencia y periodismo.

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